lunes, 28 de enero de 2008

¿Negro o blanca?

La campaña para las elecciones presidenciales en Estados Unidos se presenta reñida en el bando demócrata.
A la senadora Clinton le ha salido un duro rival en el también senador Barak Obama, hasta el punto de que no está claro quién de los dos será, finalmente, el designado para disputar la presidencia al candidato republicano.
Pese a que Obama dice que la disputa con Clinton no es cuestión racial, de blancos contra negros y viceversa, los votantes no parecen opinar lo mismo, de ahí el inesperado vuelco en la previsión de votos y, sobre todo, el cambio dado por el hasta ahora fiel electorado de la antigua primera dama.
Se hacen muchos análisis sobre la carrera presidencial estadounidense, pero pocos o ninguno que valore qué sería socialmente más impactante y revolucionario, si ver a un negro o a una mujer ocupando el sillón presidencial de la Casa Blanca.
Me parece una cuestión de relevancia porque cualquiera de las dos soluciones –con permiso republicano, claro- tendría gran calado no sólo en ese país, sino en el resto del mundo.
Programas y promesas electorales al margen, si Clinton alcanza su objetivo se habrá dado un gran paso en favor del protagonismo y de la relevancia política y social de la mujer, puesto que se tendría en la futura presidenta un modelo que imitar y un espejo en el que mirarse. Sí, es verdad que hay y ha habido mujeres en puestos semejantes en Gran Bretaña, India o Pakistán, por ejemplo, pero no en la primera potencia mundial.
Si, por el contrario, fuese el senador de Illinois quien acabase ocupando el despacho oval habría que tener en cuenta lo anterior, pero además el hecho de que sería el primer presidente negro de un país en permanente guerra civil psicológica entre lo negro y lo blanco, un país aún hoy racialmente dividido y en el que los blancos tendrían, o creerían tener, menos influencia
Esta última opción, y los resultados parecen ir por ese camino, supondría para muchos recuperar el equilibrio necesario. El sueño del recordado Martin Luther King.

2 comentarios:

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Yo apuesto por Obama, sino por Clinton. Sobre todo, que no gane un republicano.

un abrazo.

June Fernández dijo...

Yo también soy más de Obama, porque la política de Clinton ya nos la sabemos y no nos gusta.

Aunque Condolezza Rice es el vivo ejemplo de que ser negra y mujer no conlleva nada. Pero no es cuestión de oportunismo sino de justicia. Quiero decir, que las mujeres en 1931 votaran a la derecha no ha de llevar a criticar el sufragio femenino.

Por otro lado, como decía el otro día Maruja Torres, no esperemos que vaya a cambiar mucho el tema. Palestina, por ejemplo, seguirá bien jodida porque ninguno de los dos plantará cara al lobby judío y al Estado israelí.