Ahí afuera hay un mundo del que vivimos ignorantes, lo que en cierto modo nos convierte en privilegiados con respecto a esas personas que la lotería de la vida ha convertido en ajusticiados antes incluso de que pudieran ver la luz.
Pero tampoco deberíamos considerarnos tan privilegiados si tenemos en cuenta, como afirma Loretta Napoleoni, que un altísimo 20% de la economía mundial está en manos canallas. ¿Qué porcentaje de ese otro nos toca? ¿De qué manera nos afecta la actividad ilegal de un capo filipino, un especulador inmobiliario europeo y terrateniente con praderas en Angola (es un decir) o el mayor y ambicioso accionista de un banco con sede en pleno Manhattan o en el centro de Londres? Seguro que algo nos toca, quizá como a un etíope le puede afectar nuestro consumo de cereales o de petróleo.
La entrevista que mi compañero Enrique Clemente ha hecho a Loretta Napoleoni para La Voz de Galicia me ha erizado la piel, no porque haya "descubierto" el concepto "economía canalla", sino porque no imaginaba que fuese tanto su poder. La crisis de las hipotecas basura es un claro ejemplo.
Bajo el título "Hay un mercado global de esclavos que va de China a África y EE.UU.", la señora Napoleoni dice cosas como que desde la caída del muro de Berlín ha aumentado la esclavitud en el mundo, que el precio de los esclavos es menos de una décima parte de lo que costaba en el Imperio romano o que la actividad de los oligarcas rusos llevó a su país a la pobreza total sin haber hecho "nada ilegal". ¿No es tremendo? ¿De qué y de quién depende nuestro futuro? ¿Y el presente?
Al hilo con todo eso que podéis leer en esa excelente y a la vez inquietante entrevista, Napolitano advierte del resurgimiento del neofascismo en Italia, evidentemente al calor de la economía canalla y del poder omnímodo de personajes como Berlusconi, que ella pone como ejemplo de estadista de mercado.
En otro despiece del texto, la investigadora italiana habla de terrorismo internacional y de la sensación de miedo que envuelve al mundo, un miedo fomentado por la intolerancia y los canallas que manejan los hilos, nos amenazan y amedrentan para poder actuar en la más completa impunidad.
No, en muchos aspectos somos tan poco privilegiados como quienes llaman, menesterosos, a nuestras puertas después de desembarcar de un maltrecho cayuco. Como ellos, también somos víctimas de los canallas.
5 comentarios:
La entrevista es simplemente estupenda. Un ejemplo.
Pues en cierto modo me has dado una pequeña alegría, pues yo estaba convencida de que el porcentaje de la economía en manos canallas era muchísimo más elevado...
el problema está en dónde trazar la línea para decidir que aquel o este otro son unos canallas o no. Es el eterno debate, más aun sabiendo que "gracias" a esos canallas nosotros vivimos como vivimos, internet, televisión por cable, dos perros, coche, calefacción, móvil nuevo cada año...
Gran entrevista de Clemente, en efecto. Y gran verdad esa de que estamos en manos de un puñado de canallas. Lo bueno es que algunos rinconcitos, como por ejemplo este, escapan a su control. Un abrazo.
Me alegro, Irre, de haberte alegrado el día. Aunque pueda que tengas razón, quizá haya muchos más.
Luis, me gustaría estar seguro de que nosotros escapamos a su control.
Gracias por vuestras visitas y comentarios. Saludos.
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