Ataque a Im-Pulso, disparo al pianista

Me quedo perplejo cuando leo que Félix Soria acaba de cerrar temporalmente su bitácora Im-Pulso debido a que alguien ha accedido a ella y manipulado titulares y textos.
Como todo en la vida, nunca piensas que pueda pasarte a ti o a alguien próximo y vives confiado en la seguridad de que todo el mundo es bueno, hasta que caes en la cuenta de que, en efecto, todos menos los delincuentes, los envidiosos y los matones. Y Félix ha sido víctima de ellos, como mañana puede serlo yo o tú que lees esto. Esforzado y arriesgado triunfo para tan magro premio.
Quien o quienes hayan cometido semejante tropelía no son blogueros, sino delincuentes, gentes con un cortocircuito en el cerebro que sufren y se mortifican hasta el paroxismo, pobres secuaces de la envidia que acaban atrapados en la red del matonismo político. No de otro modo puede explicarse, en principio, que la práctica totalidad de los textos manipulados en Im-Pulso estén relacionados con el PP y sus dirigentes. Curiosamente, cuando acaba de ganar en Galicia.
Quien o quienes hayan hecho esto se han equivocado. Han disparado al pianista cuando, si de hacer daño se trata acallando libertades y derechos, deberían bombardear a los compositores. Félix no ha escrito las partituras de la corrupción política, la crisis económica, la deriva de los medios de comunicación y sus asalariados, el penoso papel social de las iglesias, el delirio partidista o la manipulación constante de ideas, opiniones e intenciones por parte de sectores perennemente opuestos a todo lo que no responda a su dogmatismo. Eso lo han hecho los políticos, los banqueros, los tecnócratas, los especuladores, los dirigentes eclesiásticos... Félix sólo se ha limitado a interpretarlas, a hacer los arreglos necesarios para que a su vez nosotros podamos interpretarlas también.
Entonces, yo soy tan culpable como él y tú, que lees esto, tan culpable como yo de hacer uso de esa libertad que nos permite tocar, hablar, opinar, escribir sobre un mismo tema de distintas maneras. Entonces, todos somos pianistas.
Sólo quienes no conocen a Félix pueden pensar que han acabado con su música. Pueden estar seguros de que el pianista volverá con nuevo pentagrama. Mientras tanto, yo le ofrezco el mío.

Entrevista con Félix Soria

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