Me gusta Marsé. Dice lo que piensa y utiliza cualquier foro para lanzar sus mensajes, que no dejan indiferente.
Ayer aprovechó la ceremonia en que se le entregó el Cervantes para decir cuatro verdades sobre los medios de comunicación, la televisión en particular. Estoy de acuerdo con él en que la televisión ejerce una nefasta influencia cultural y educativa, aunque habría mucho que hablar sobre el sentido de ambos adjetivos aplicados a la pequeña pantalla. Sírvannos, pues, para el caso que ahora compete.
Sostiene Marsé que hay cosas de la televisión que ni se deberían ver ni se deberían oír, a lo que yo añadiría: y también prohibir. No soy amigo de prohibiciones, pero mira por dónde me impondría un relicario de santo oficio para prohibir perversiones como las que Cuatro permite a la periodista Samanta Villar.
Porque vamos a ver: ¿qué hay de entretenido, de provecho, de interés, de periodístico o de verdad en mostrar cómo se siente uno después de pasarse veintiún días sin comer o veintiún días fumando porros?
Honestamente: ¿cuál es el fin, audiencias aparte, de semejante gilipollez hiperrealista? ¿A qué clase de espectadores puede interesar la experiencia "real" de tales montajes? ¿Superan a otros tan realistas y de tan buena factura como "Callejeros" o "Súper Nany"? No entiendo esa lógica, y menos todavía si pretende ser informativa, perodística o de entretenimiento.
Puestos a seguir ese hilo de argumentación televisiva, ¿qué impide plantear propuestas como "21 días en las garras de mi maltratador", "21 días prostituyéndome" o "21 días de placer con el pastor alemán de mi vecina"? ¿Acaso no serían tan "reales" como las que nos proponen, tan reales como la vida misma?
¿Cuál es la frontera entre el sentido común y la indecencia profesional?
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo, Guillermo.
Con tu permiso, pongo aquí un enlace a propósito del asunto éste.
http://blogs.heraldo.es/doctorcatodico/?p=9
En todo caso, parece que se han arrepentido de seguir por ese camino y en el programa de hoy retratan la vida en un poblado de chabolas de Sevilla, El Vacie.
saludos.
Absolutamente de acuerdo compañero.
El esperpento mediático que representan este tipo de programas refleja el tipo de sociedad-espectáculo en que vivimos.
Cuando determinadas problemáticas sociales o sanitarias se convierten en espectáculo se está pasando una línea delicada... y es un acto tan mezquino como irresponsable
Un abrazote
De acuerdo completamente.
Y aunque no soy amiga de prohibiciones hay algo en mi ciudad que si prohibiría estos días...
K,
M
Guillermo, unha por unha. Digo ben, unha por unha, suscribo tódalas palabras da túa opinión. Totalmente dacordo con todo o que dis.
Fai falta unha boa regulación da televisión e dos seus contidos. Non debería valer aquilo de que "poñemos o que a xente pide" ¿E se xente quixese ver como matan a persoas tamén se farían realities deste estilo????
O que encerra todo isto non é baladí porque inflúe na educación dunha sociedade. Logo non nos estrañemos que a sociedade é cada vez máis violenta. E isto ten un efecto perverso nos fillos, que reproducen o modelo familiar que maman. Así de claro. É un cículo vicioso ó cal habería que poñer fin facendo unha boa regulación ética de contidos. Coido que so bastaría usar o sentido común e non os cartos como base principal. Sí, xa sei que as t.v. privadas son privadas, pero a lei que permitiu a súa creación algo tería que dicir tendo o antes exposto.
Creo que me explico, ou iso espero.
Un saúdo, amigo
Carpe Diem
Dejando el tema periodístico aparte, me parece una tomadura de pelo hacer creer a la gente que pasando 21 dias sin comer se comprenden los problemas de una anoréxica, o que pasando 21 dias fumando porros puede uno ponerse en la piel de un drogodependiente...Me recuerda al programita de los famosos en la isla, que cuando salen dicen "saber lo que es el hambre"...qué falta de respeto hacia las personas que tienen trastornos alimenticios, a los enfermos drogodependientes y a los que pasan hambre en el mundo, que son muchos.
Aggghhhh!!!
Un saludo
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