El reciente caso de Orlando Zapata es uno de los más ilustrativos de la guerra de guerrillas que libran los sátrapas contra todo lo que se mueve en sentido contrario a su percepción de la realidad. Zapata tenía muy claras las ideas y sabía lo que quería cuando inició su huelga de hambre. La tenacidad con que llevó a cabo su objetivo fue precisamente lo que enrocó todavía más al Gobierno cubano, que, dicho sea de paso, cuenta con la complicidad de la gran mayoría de los gobiernos del mundo y de las organizaciones e instituciones más representativas e influyentes del planeta. De lo contrario, hace tiempo que ya habría sido derrocado. Por mucho menos se apartó del poder a Allende, por ejemplo.
Zapata no murió como el delincuente que querrían que fuese, sino como ser humano preocupado por la suerte de los suyos al que la dictadura revistió ingenuamente con la aureola del mártir. Otros cubanos siguieron su ejemplo y están dispuestos a echar gasolina en la pira castrista: en Galicia resiste sin comer desde el 26 de febrero Javier Fernández, en la propia Cuba resiste Guillermo Fariñas, el más mediático huelguista sucesor de Zapata, cuyo testigo se ha comprometido a recoger el ingeniero Félix Bonne.
Otros han optado por métodos menos expeditivos, pero igualmente resistente. Verónica Cervera, Alexis Romay, Isbel Alba, Joan Antoni Guerrero, Enrique del Risco, Aguaya Berlín, Alina Brouwer, Alen Lauzán, Jorge Salcedo y Ana C. Fuentes Prior
Ese espacio abierto, el blog que Zapata quizá nunca soñó tener, es otra forma, una más, de expresión de la disidencia cubana que ha reunido ya varios miles de firmas por la excarcelación inmediata de los presos políticos cubanos.
1 comentario:
Gracias por el apoyo, Guillermo!!!
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