Un día alguien decide irse. Sin dejar mensajes, sin dar pistas. No sabes si se ha tomado un descanso, si ha desaparecido, si ha muerto o si ha tomado un trineo hasta Laponia, donde intuyes que vive entregado a la meditación.
No llamas a la policía porque no vendría al caso, no lo denuncias en la oficina de objetos perdidos porque no sabrían muy bien qué buscar y no das parte a Google porque le importaría un carajo.
Groso modo fue lo que pasó por mi cabeza cuando dejé de tener noticias de [La otra agenda], el estupendo blog en el que David Martín había dejado su última huella en la nochebuena del 2008, con buenos deseos para el 2009 ilustrados con una amarga genialidad de Woody Allen.
Sorprendentemente, David ha vuelto. Y lo hizo con el mismo estilo con que los gatos transitan por el mundo: sin ruido, como si tuviese alfombrillas en las patas.
Bienvenido, bloguero pródigo.
2 comentarios:
Qué buena sensación estar de vuelta, qué acogida más cálida.
Gracias por tu recibimiento, Guillermo.
Mmmm... ya quisiera yo haber tenido semejante retiro. En realidad ha sido todo mucho más trivial y monótono.
Pero la blogosfera y los compañeros de fatigas sois más fuertes :-)
Ea, gracias de verdad.
Nos leemos,
David
La buena sensación [también] es nuestra. Saludos
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