Desde hace años, países emergentes y multinacionales surcoreanas, chinas o de países de Oriente Medio compran grandes hectáreas de tierra cultivable en los países más pobres de Asia, América Latina o África. Es lo que ya se conoce como neo-colonialismo agrario.
Pero, ¿qué hay detrás de esa apropiación de la tierra? ¿No está favoreciendo la especulación y dando pie al tráfico de superficie cultivable? ¿No es de nuevo el colonialismo que va a recoger las materias primas allí donde su producción es más barata? ¿Se destinan siempre para la producción de alimentos o ‘esconde’ la producción de biocarburantes o transgénicos? [Seguir leyendo]
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