miércoles, 13 de abril de 2011

Hazte espía por ¡solo 44 euros!

El título de este post no presupone la entrada a un texto de carácter comercial, sino llamar la atención sobre algo que para mí también lo es.
Cuando uno visita una agencia de viajes espera toda clase de ofertas que encajen con la idea y la imagen que comúnmente tenemos de "un viaje". Pero parece que nos estamos quedando desfasados y, por lo visto, las cosas ya no deben entenderse así.
En la web de Travelzoo me encuentro con una oferta para hacer ¡un curso de espionaje en Londres! -cuna de James Bond, claro- por un más que módico precio, aderezado con un 60% de descuento. Siempre creí que la preparación y reclutamiento de espías era cosa de gran secreto, y que airearla o dárselas de miembro numerario del Mossad, por poner un ejemplo, conllevaba ciertos riesgos. Pues parece que ya no, que incluso puedes llevar una camiseta estampada con el lema "I love CIA" sin que te secuestren en cualquier esquina y te mantengan atado de pies y manos en un zulo durante semanas, a pan y agua.
Como si de un curso del Inem se tratase, el de Travelzoo propone una formación en espionaje que parece muy profesional. Por ejemplo: disparar pistolas automáticas y rifles de francotirador, lanzamiento de hacha, lucha cuerpo a cuerpo y técnicas de escape. Y todo ello por el módico precio de 44 euriños, aunque en alguna parte del texto se cita, quizá por error, la cantidad de 39. Visto así, parece un chollo, sobre todo si tenemos en cuenta que hacerse fontanero cuesta bastante más. Pero, ¿quién ligaría más, Pepe Gotera o James Bond? Quizá aquí esté el quid de la cuestión.
Con todo, lo que más me escama de este sorprendente hallazgo es para qué demonios incluyen el lanzamiento de hacha entre la oferta de habilidades. ¿Para lanzársela al jefe en la oficina? ¿Y el manejo del rifle con mira telescópica? ¿Para espiar a los vecinos?
Me pregunto si no sería más útil y menos agotador instruir al aspirante en los secretos del envenenamiento, enseñarle a manejar una cápsula de cianuro grapada a las amígdalas o cómo matar con la mirada mientras te juegas la nómina en una mesa de bacarrá.
Esas sí que serían cosas interesantes. Como irse de viaje, por ejemplo.

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