sábado, 2 de abril de 2011

Perdidos

Foto: Yasuyoshi Chiba / AFP

Hubo un momento en que la vida era un violín afinado, cálido y armonioso en el ignoto discurrir del tiempo.
Hubo un tiempo de sonrisas, de esperanzas y de dolores soportados, un porvenir sin mácula en un horizonte despejado.
Había una llama incombustible, una línea recta infinita, un proyecto ilimitado, una idea inamovible. ¡Había aire!
Bastó un estertor para confundirlo todo, un suspiro cavernoso para que el sombrero de la noche se ciñera sobre nosotros. Bastó un instante para que se quebrara lo inquebrantable.
No quedan ya más que despojos, un silencio atónito, pérdidas y perdidos, recuerdos polvorientos de un pasado en sepia.

2 comentarios:

entrenomadas dijo...

Guillermo,
dan más escalofrío estas lineas que las noticias de la televisión cuando hablan de ello. Esa sensación de perder el mundo que antes era tuyo, que te pertenecía y que ahora ya no existe. Durísimo.

Nudo en la garganta.

K,

Marta

Guillermo Pardo dijo...

Cuando vi la imagen me quedé pasmado un tiempo, mirándola y sintiéndome el dueño de las manos que sostienen la foto. Durante varios días conviví con ella en la memoria, hasta que escribí lo que lees. Fue como una liberación. Pienso que cuando alguien pasa por un trauma semejante, no hay cosa más dura que la realidad que se impone al deseo de que lo ocurrido sea irreal.
Gracias. Un beso.