No conozco voz que suene con tan alegre melancolía como la de Cesária Évora.
Ahora, esta mujer bella de sutiles bellezas se aleja de los escenarios con la misma elegancia y discreción con que los honró durante décadas de llenar aforos que se le entregaron con pasión de amantes y que ella mimó con ternura africana.
"Y de repente su voz se convirtió en frontera". El verso perfecto de Marta Navarro, que vio la luz en su poemario Ocho islas y un invierno, define a la perfección este triste adiós.
2 comentarios:
Muchas gracias, Guilermo por recordar esos versos de las islas y los inviernos.
Yo he visto en directo a esta gran artista y es impresionante. Una voz que viene de lo más profunda y que te deja rizada por mucho tiempo.
Un abrazo grandote,
Marta
PD:Espero que se quede el comentario, es la segunda vez que intento dejarlo. :-))
cuando escuché la noticia en la radio sentí tristeza... descubrí a Cesaria hace poco tiempo pero ya se va a quedar conmigo para siempre.
biquiños,
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