Viñeta de Forges en El País (edición impresa 26-9-2011)
Lo más interesante de las próximas elecciones generales no serán los resultados, obvios a tenor de las encuestas, sino los programas electorales, esas hojas de ruta política que los partidos se han esforzado por convertir en papel mojado.Hasta ahora estábamos acostumbrados a que intentaran seducir nuestro voto con propuestas más o menos razonables, esperanzadoras, deseables, necesarias, orientadas en el sentido positivo de la acción política y con el afán de avanzar, también más o menos, en la conquista de nuevos logros. La creación de miles, cuando no millones, de puestos de trabajo; la apertura de hospitales y centros de salud, la construcción de escuelas, institutos y universidades, de trenes de alta velocidad o el apoyo a los sectores sociales más desfavorecidos logró movilizar a millones de votantes hacia una u otra ribera política.
Había, pues, en los programas electorales una generalizada y clara apuesta por el futuro, por la inversión y el crecimiento en los más diversos ámbitos económicos, políticos y sociales. Cada partido -unos más que otros- buscaba la manera de ilusionar, encantar, enganchar y seducir al electorado con propuestas redactadas con un lenguaje cercano y positivo, y hasta se alardeaba de haber cumplido el programa electoral en tal o cual asunto.
Llevamos meses, incluso años, recibiendo mensajes de signo contrario. Todas las formaciones políticas con responsabilidades de gobierno, sin excepción, se han lanzado a una vorágine de recortes, ajustes (sustantivo al que políticos, periodistas, economistas y banqueros han dotado de una connotación negativa -¡el ajuste también puede ser positivo!- injusta e innecesaria), congelaciones, rebajas, reducciones y deconstrucciones que no figuraban en sus anteriores programas electorales.
¿Alguien ha leído en el de CiU que se iban a reducir los sueldos de médicos y profesores? ¿Alguien recuerda en qué punto del programa del PP se proponía el despido de funcionarios? ¿Alguien puede citar en qué lugar del programa del PSOE se apuesta por abaratar el despido? ¿Alguien es capaz de señalar en qué programa de cualquiera de esos partidos se pide el voto para fijar el nivel de endeudamiento público, pagar con fondos públicos los desmanes y atracos de la banca, amenazar a los farmacéuticos con retirarles la licencia solo por reclamar lo que les corresponde o retirar el apoyo a los geriátricos que atienden a nuestros mayores? Creo, sinceramente, que hemos sido y somos víctimas de un gran fraude.
Por eso me pregunto en qué términos se van a elaborar los programas de las próximas elecciones. ¿Nos van a prometer, quizá, la creación de 3.000.000 de puestos de trabajo? (El PP, por boca de Esteban Piquillo de Oro González Pons, ya lo hizo; pero para eso no hay que esperar a unas elecciones, basta con que los cree en las comunidades que gobierna, que son prácticamente todas). ¿Nos vendrán otra vez, como ya hizo ahora Rubalcaba y su partido nunca antes cumplió, con el cuento de la creación de una oficina contra el fraude fiscal, uno de los mayores agujeros negros de este país?
Propuestas electorales de este calibre ya no son creíbles, especialmente después de los hachazos presupuestarios, despidos, recortes, privatizaciones y semiprivatizaciones con que están castigando a la Administración pública, sumida en una pertinaz e implacable liquidación por derribo.
Como semejantes propuestas ya no son creíbles, no concibo más programa electoral que aquel que traslada al papel el discurso desmoralizante y atemorizador -el estado de bienestar genera despilfarro, dice Montoro, posible próximo ministro de Economía- con que nos castigan día tras día y que los medios de comunicación tan bien transmiten y amplifican hasta el hastío.
Como tales propuestas ya no son aceptables, el único programa electoral creíble será aquel que nos proponga y prometa reducciones salariales "razonables", eliminación "suave" y por tramos de la Seguridad Social, recorte "moderado" de las vacaciones -de 30 a 15 días, para empezar-, rebaja "sostenible" -hasta eliminarlo- del subsidio por desempleo y/o decrecimiento "comedido" de las pensiones.
Visto lo que escuchamos y leemos, me parece lo más coherente. ¿O no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario