Tras el anuncio de alto el fuego definitivo de ETA el pasado día 20, hubo reacciones para todos los gustos. Personalmente, estoy de acuerdo con quienes creen que ese anuncio, aunque venga de quien viene, es un comienzo necesario que nos afecta y nos beneficia a todos, motivo más que suficiente para sentirse aliviados y esperanzados.
Llamaron poderosamente la atención, sin embargo, aunque no sorprendieron, las actitudes hostiles de los medios de comunicación más informativa y políticamente perversos y de los rancios políticos que calificaron el gesto de la banda poco menos que como un acto entreguista del Gobierno. Como no podía ser de otro modo, de manera implícita o explícita le volvieron a echar la culpa a Zapatero, sin reparar que en esta ocasión -como en su tardío reconocimiento de la crisis y posterior gestión- sí la tiene de verdad, puesto que la política antiterrorista de Zapatero y su Gobierno ha sido notable.
Como las hemerotecas son el mejor juez de los políticos, Fernando Berlín, seguramente indignado también con los que se creen dueños del solar, ha rescatado un vídeo -La tregua de Aznar- en el que se resumen las actitudes y acciones del Gobierno de Aznar para con la ETA de finales de los años 90. Una ETA que había asesinado a varios concejales del PP, entre ellos al tan por ellos recordado Miguel Ángel Blanco.
Pese a las matanzas y a la violencia callejera en el País Vasco, Aznar y su Gobierno expresaron reiterada y públicamente su intención de ser generosos con los asesinos, en connivencia con la misma prensa que ahora afea, ningunea, insulta, ataca y menosprecia el anuncio de los mismos terroristas y la trascendencia social y política que conlleva.
Unos y otros vendían gozosamente entonces la piel del oso que ellos y solo ellos creían haber conseguido en una de tantas treguas. Hoy se niegan a asimilar que otro Gobierno haya logrado que lo que el "suyo" no pudo: cazar al oso. Y que este, a su manera, lo reconozca.
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