Los gobiernos (políticos) de los países más ricos del mundo siguen dando ejemplo de sus magníficas dotes para la puesta en escena y continúan mareando la perdiz con lo de la crisis económica.
Ayer nos dijeron que no pasaba nada. Hoy nos dicen que los asalariados nos hemos excedido y que esto no puede seguir así.
Ignoro qué nos dirán mañana, si bien es posible intuirlo, porque, como diría Galsworthy, el idealismo aumenta en proporción directa a la distancia al problema.
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