La historia de los últimos siete meses de José Palmero Martín, el bueno, parece un thriller. Lo malo es que no es una película. ¿Lo peor? Puede que para él esté por venir.
Cualquiera puede ser protagonista obligado de papeles como este. Aunque no quieras ser actor, sino un modesto y honesto ciudadano con posibles para pagar la hipoteca. Nunca el anonimato fue tan deseado. Como el hijo que no se tiene y se busca con anhelo. Y si no que se lo pregunten a José Palmero Martín, el bueno, que pagaría porque lo dejasen en paz y le devolviesen la paz que le robaron, como José Palmero Martín, el malo, le robó a él la identidad y el sueño.
Hay que ser muy cabrón para no sentir en tu carne el dolor que entumece la ajena.
La Administración tiene que soltar lastre burocrático para arreglar de un plumazo injusticias como esta e impedir que se repitan.
Ya está bien de convertir en víctimas a quienes la mantenemos.
1 comentario:
Como decimos por aquí: "Pobre do que lle toque".
Lo que a mí me alucina es que la ¿Justicia? no tenga otros recursos que deshagan estos entuertos ipso facto. ¡Pero si estamos en la era de los faxes, los escaneados, los correos electrónicos...!
Es increíble e inaudito!!
biquiños,
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