"[...] la política de la fobia se usa para culpar y castigar selectivamente a ciertos enemigos designados: como los inmigrantes, los griegos o los sindicatos. Mientras que la política de la intimidación se usa para culpar y castigar indiscriminadamente a todos por igual mediante la política de la austeridad punitiva, buscando de este modo el consentimiento unánime: mal de muchos consuelo de todos. Y eso de acuerdo al refrán rescatado por Toni Domènech para esta infausta ocasión: “Lo poco espanta, lo mucho amansa”. Pues el sacrificio expiatorio de los griegos, espanto de unos pocos, representa una lección ejemplar que amansará a muchos más, a fin de obtener lo que realmente se pretende: el sometimiento general. Una sumisión que la derecha española está lejos de lograr, visto el resultado electoral del domingo y la huelga general de hoy mismo: lejos de amansarse, nuestras clases populares parecen dispuestas a resistir".
Enrique Gil Calvo, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid
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