martes, 22 de mayo de 2012

El libro que echa humo

El tabaco manufacturado nunca ha sido un producto saludable, por mucho y glamuroso márqueting que las empresas tabacaleras hayan producido y aireado gracias a los miles de millones de dólares aportados por los consumidores.
Y nunca ha sido un producto saludable porque siempre se ha reforzado su composición química con el propósito de que los consumidores lo sean más todavía, hasta convertirlos en adictos compulsivos y totalmente entregados a esa máquina de hacer dinero que los Estados utilizan para engordar sus erarios y, como si fuese la cosa más natural del mundo, financiar campañas antitabaco de lo más hipócrita. Por una parte se autoriza la comercialización, y por otra se aconseja no fumar por razones de salud e incluso se prohíbe.
Cada cierto tiempo aparecen publicaciones que tratan de alertarnos de estos hechos y nos recuerdan -porque, en esencia, ya lo sabíamos- que las multinacionales tabaqueras no solo financian poderosos grupos de presión en favor de su causa, sino que crean toda una maquinaria intoxicadora -también en este sentido- con la que pretenden hacernos un poco más ignorantes.
El profesor Robert Proctor, de la Universidad de Stanford, acaba de publicar un libro que habla de estas y otras muchas cosas relacionadas con el consumo de tabaco. Un libro que, por cierto, echa humo en vista del interés de las tabacaleras en que no se publique.
¿Por qué? Porque "le echan cosas a los cigarrillos que no permiten en la comida para perros", afirma el autor, quien desvela además qué materias de origen químico o animal contiene el tabaco manufacturado.
En fin, que comer pienso canino es mejor que fumar ese otro tipo de cosas.

3 comentarios:

Im-Pulso dijo...

Pasan los días y no escribes... ¡Anímate!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Quizá el ser humano necesite sucumbir de alguna forma a un vicio que lo tiranice. Y debatirse un tiempo entre el goce y la resistencia que emplea en ello. Porque mirado objetivamente, ningún vicio nos lo prescribiría un médico y sin embargo casi todos proporcionan, además de un desgaste de calidad, un placer oscuro que va mucho más allá de la lógica. Pero bueno es que sea un libro quien nos limpie la lente empañada del cerebro. Fumar no sólo envejece por dentro y por fuera, es como dar un golpe extra al futuro en cada pitillo, y hacerlo más frágil, menos consistente, casi un milagro.

rodrigo dijo...

estoy totalmente de acuerdo con tu comentario.
un blog muy interesante, saludos...