Foto de AFP tomada de elmundo.es
Vivimos en un castillo de naipes cuya estabilidad depende del rumor, incluso tan frágil como el vuelo de la mariposa.No es necesario ser un George Soros de las finanzas para desatar el tercer gran desplome anual de los mercados bursátiles, después de que el segundo haya provocado pérdidas generalizadas en todos los parqués mundiales y haya hecho retumbar los cimientos de economías hipotéticamente sólidas.
Basta con que un vendedor de acciones comente cualquier chisme sin fundamento con un periodista económico y éste lo difunda para que el pánico se apodere de los especuladores, que se encargarán del resto. A partir de ese momento, el terremoto financiero está garantizado: grandes pérdidas económicas, quiebras, tensiones políticas, nervios, amenazas, confusión..., aunque ya se sabe que cuando alguien pierde, alguien más gana.
Sin embargo, no hace falta vender acciones ni ser periodista para sembrar el caos. Con tener un blog, alguna fuente bursátil, acceso a las redes sociales y una mínima idea de cómo manejar los medios de comunicación -lo que no es nada difícil a tenor de lo que estamos viendo- es suficiente para jugar a hundir la bolsa, que, dicho sea de paso, tiene parte de juego.
Lo más inquietante es que con la misma facilidad con que se desata el pánico bursátil también se puede desatar el pánico nuclear, una guerra regional, la caza del inmigrante o el rechazo a señas de identidad individuales o colectivas.
Sí, vivimos sobre el castillo de naipes soñado por los adoradores de la mano dura, por los profetas del mesianismo político, por los partidarios de la libertad limitada o de la no libertad que les permita a ellos controlarlo todo.
Saber que cualquiera puede desatar el caos es la excusa perfecta que necesitan los dictadores para cortar de raíz la libertad de crearlo.
4 comentarios:
La última parte de tu post es la más inquietante, la verdadera amenaza.
Enhorabuena por ese espíritu critico!
Por fin alguien que lo piensa y lo escribe. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Es la mano dura lo que hace ganar unas elecciones (bueno, el prometer mano dura con todo). Lo estamos viendo: unos prometen disciplina, fichan a Cortés para reclamar cárcel a los menores, cadenas perpetuas, las posibilidades de García Albiol crecen tras su proclama: ¡rumanos no!. Ésta es la sociedad que estamos fabricando y ellos (los que no piden, en cambio, mano dura para los que roban el dinero público, sobre todo, si son ellos mismos)lo saben. ¿Nos daremos cuenta los demás?
Pienso como tu, Fran. Lo malo es que no hay como controlarlos.
Gracias Alex y Gloria. No es tan dificil escribir lo que se piensa... pienso yo.
Saludos y abrazos para todos.
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