El precio de los alimentos y del petróleo, los cultivos improductivos, el cambio climático, las injustas reglas del comercio internacional, el declive de los mercados y el acaparamiento de tierras por multinacionales y gobiernos son factores relacionados que empujan hacia el abismo al sistema alimentario mundial.
La especulación con la tierra, la escalada de precios y el control de los alimentos por unos pocos condenan al hambre a mil millones de personas, según el estudio Cultivar un futuro mejor, elaborado por Intermón Oxfam.
De hecho, entre 300 y 500 compañías se benefician de esta situación. Sus grupos de presión apremian, fuerzan y coaccionan a los gobiernos para que promuevan legislaciones que les permitan mantener y ampliar sus posiciones de privilegio en los mercados internacionales. Un ejemplo concreto: tres compañías norteamericanas (Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill) controlan el 90% del comercio mundial de grano, lo que contribuye a la volatilidad de los precios de los alimentos y les reporta beneficios millonarios.
Como ha dicho Gonzalo Fanjul, director del citado estudio, los gobiernos han fracasado porque no han invertido en la pequeña producción y no han puesto el sistema alimentario bajo control. Para poner al descubierto a estas empresas y a los gobiernos que permiten y sostienen esta situación, Intermón Oxfam ha puesto en marcha la campaña Crece, que abarca ya 45 países.
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