Los mercados financieros (¡ojo, no confundir con las plazas de abastos!) no sólo logran que seamos cada vez más esclavos del capital mal administrado, sino que convierten en vana utopía y en pura demagogia las promesas políticas de un mundo más justo.
La punta de lanza de esos mercados (¿alguien sabe qué rostro tienen?) son las agencias de calificación de riesgos, auténticos batallones de ingeniería zapadora que cuanto más socavan los cimientos de la lógica económica, más beneficios crematísticos obtienen.
Para empezar, las tres principales (Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch) fallaron estrepitosamente (¿a propósito?) en la valoración de las hipotecas basura, manipularon y manipulan información para atraer inversiones europeas hacia Estados Unidos, y aceptaron y aceptan dinero de los grandes bancos para que emitan informes subjetivos y de nulo o escaso valor técnico. Resultado: no fueron capaces de advertir la crisis y otorgaron la máxima calificación (AAA) a las hipotecas basura, que acabaron por desatar este huracán que nos está dejando calvos y, peor aún, sordos.
Sospechosamente, fustigaron y fustigan sin piedad las economías de varios estados europeos, pero dejaron y dejan impoluta (señalada con su "infalible" triple A) la deuda de Estados Unidos, curiosamente origen y epicentro de la crisis económica occidental.
Siendo la deuda estadounidense de 14,3 billones (con be) de dólares, auténtico récord mundial, ¿cómo es posible que las agencias de calificación de riesgos no bajen la nota de la deuda soberana de Estados Unidos?
La agencia china Dagong, sin embargo, lo hizo. ¿Por qué, por qué, por qué?
1 comentario:
Ola! Un pequeno agasallo de admiración:
http://trafegandoronseis.blogspot.com/2011/07/por-partida-dobre.html
Saúdos
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