A estas alturas ya prácticamente nadie duda de que Mariano Rajoy y el PP obtendrán el domingo una "aplastante" mayoría absoluta, calificativo el de "aplastante" que repiten hasta la saciedad todas las encuestas que difunden los medios de comunicación.
Lo llamativo de estas elecciones y sus hipotéticos resultados es que se han cimentado sobre dos grandes falacias: que Zapatero y su Gobierno tienen la culpa de todo, y que Rajoy y su partido lo arreglarán todo al día siguiente de ganar. Así, en seco, y sin ginebra para ayudar a digerirlo.
Sobre lo primero no vale la pena insistir en que el mayor error de ZP y los suyos en cuanto a la crisis y sus consecuencias en España estuvo en empeñarse en no reconocerla y, cuando lo hizo, en no tomar antes las medidas que tomó después, con mayor o menor acierto. Pero agua pasada no mueve molino y por eso es irrelevante tratar de rebatir lo que medios más poderosos pregonan como el mal de todos los males: que este Gobierno es el peor de la historia de España, cuando, y el tiempo lo dirá, saben que no es así.
La segunda falacia es, con mucho, la más relevante. Y lo es porque hablamos de futuro inmediato, porque la campaña electoral del PP se sustenta en la simpleza y la ambigüedad calculada cuando se afirma que el 21 de noviembre se acabarán todos nuestros problemas, que los puestos de trabajo surgirán como los hongos en otoño, que renacerá el crédito bancario, que se gobernará con sentido común, que el mundo, en definitiva, se caerá rendido ante nuestros encantos...
Y todo esto se nos repite una y otra vez, un día sí y al siguiente también, desde hace años, como si la gobernanza de un país fuese un cuento de niños, el país mismo la aldea de Obélix y sus irreductibles galos, y nosotros, la gente de la calle, simple y rematadamente tontos. Como dice Félix Soria en un lúcido post, ya cansa y "duele"-el verbo lo emplea él- que quienes cuestionen la fiabilidad del Estado español y de sus habitantes sean gurús, grandes empresarios, banqueros y dirigentes políticos españoles empeñados en hacer coro a los especuladores y a la agencias de calificación.
En realidad a lo que hacen el coro los coristas es a una gran patraña, que consiste en hacer creer a los votantes -y según las encuestas, ¡¡¡se lo creen!!!- que con Rajoy en la presidencia del Gobierno se acabó el sufrimiento -él dijo que nos iba a devolver la felicidad, ¿recuerdan?-, la angustia, el miedo al futuro y el temor a la adversidad. Un discurso vacío que recuerda a los de la España de la segunda mitad del siglo pasado.
¿Y cómo se consigue hacer creer a millones de votantes que eso será así? Pues, aprovechando que las aguas de la economía bajan oscuras, diciendo que la culpa es de los otros y difundiéndolo a través de todo medio de comunicación, público o privado, que se tenga a mano y se preste.
Porque quienes cuentan las cosas, a la hora de hacerlo dejan de lado la perspectiva y el contexto y pasan por alto que la crisis se extendió desde Estados Unidos con la quiebra de Lehman Brothers y sus hipotecas basura, que los españoles son los europeos más hipotecados en gran parte debido al pelotazo y subsiguiente ladrillazo promovido por la ley del suelo (conocida también por el sobrenombre "Este solar es mío") aprobada por el Gobierno Aznar en 1997, y que la Unión Europea ni tiene política fiscal común ni gobierno con voluntad de frenar la especulación. Ya sé que es un análisis simple, pero también es la manera más simple y sencilla de refrescar memorias, promover la consulta de hemerotecas y mover a la reflexión sobre algo que, al menos en algún caso, se explica con una sencilla metáfora interrogativa: ¿qué hacen los asesinos (los especuladores) cuando la policía (los gobiernos, en este caso la UE) no actúan? Respuesta, también interrogativa: ¿seguirán matando?
La realidad económica de los últimos días pone en evidencia claramente la dimensión de la gran patraña que nos van a colar en las urnas el día 20. Y ante esa realidad cabe hacerse una pregunta de calado electoral: si Rajoy y el PP, que responden a la lógica especulativa de los mercados financieros, van a ganar el domingo, ¿por qué la prima de riesgo española alcanza cotas más altas a medida que se acercan las elecciones? ¿No debería ser justamente al contrario dado que Rajoy y el PP generan más confianza en los mercados?
No deja de ser llamativo que durante la campaña electoral el PP sea el único gran partido que no habla de Europa, como si España no formase parte de ella, no estuviese obligada a trasladar a la legislación nacional las directivas de la UE y como si no le afectasen las decisiones de los órganos comunitarios.
A Rajoy se le han hecho muchas entrevistas estos días, pero muy pocas preguntas sobre Europa que nos ayudasen a saber qué piensa o que haría él si organismos supranacionales como el FMI forzasen en España a cambiar el gobierno democráticamente elegido como ocurrió en Grecia e Italia, qué hará para dotar a la eurozona de coherencia fiscal y presupuestaria, si de verdad piensa que es posible arreglar el problema del paro sin tener en cuenta la coyuntura internacional o qué hará o propondrá para frenar los constantes ataques especulativos contra los países del euro.
Uno sospecha que si se le tuviesen que hacer preguntas como esas el coro enmudecería y él no sabría qué responder.
2 comentarios:
Has dado en la diana. Mantengo la misma tesis.
Que la mayoría va a ser aplastante está claro. La esperanza que me queda es que Rajoy forme un gobierno con gente "cualificada". Tengo mis dudas.
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