miércoles, 2 de mayo de 2012

Sin perdices

En efecto, a la mayoría de nosotros nos educaron en la cultura de los valores alcanzables a través del esfuerzo y del trabajo, necesarios, nos decían, para lograr el objetivo de vivir de acuerdo con las buenas y cristianas enseñanzas.
El mundo solo tenía sentido si se concebía de esa manera arcádica que tan civilizadamente perfilan los cuentos en los que el lobo es el malo. Crecimos convencidos de que por el buen camino evitaríamos caer en lo socialmente detestable y llegaríamos, sanos y salvos, a la casa de la abuelita, metáfora del final feliz.
Estudiamos, trabajamos, luchamos, creamos, forjamos, planificamos, ayudamos, construimos para garantizarnos las perdices. De la noche a la mañana, sin embargo, nos encontramos con que todo eso no era más que un ardid del lobo para zamparse las perdices que con tanto esmero habíamos criado.
Y aquí estamos, con un palmo de narices. Y sin perdices, claro.

 Lo dicho se resume gráficamente muy bien en el siguente vídeo, de apenas tres minutos, elaborado por el grupo Anicet Lavodrama, que toma el nombre de un célebre jugador de baloncesto de hace un par de décadas. El audiovisual fue grabado con el apoyo de Verkami, una plataforma de financiación colectiva (crowdfunding)  para proyectos creativos.


No hay comentarios: