George, el bueno, el disidente

Por si no ha quedado claro en su momento, todo ha sido por nosotros.
Todo lo que George W. Bush ha hecho durante sus ocho años de mandato al frente de la mayor potencia mundial ha sido un sacrificio personal continuo en aras de un mundo mejor y de una humanidad más... ¿humana?, especialmente, aunque él no lo diga, la que le rodea y nada en la abundancia de los petrodólares explotados en los pozos arrebatados al dictador y expoliados a sus súbditos.
George W. Bush pasará a la historia (con h) que le escriben sus acólitos como el "cálido, entrañable y extraordinariamente humano" George, aquel hombre bueno que opuso resistencia para evitar que los halcones de su palomar la tomasen con los irakíes. "Era [yo] una voz disidente. No quería usar la fuerza". Y lo cumplió. No utilizó la fuerza. Utilizó las bombas. Por eso ahora siente "náuseas". ¿Otra vez la botella, hermano George?
Pero la realidad tiene muchas caras, e intuyo que hay otra según la cual George W. Bush pasará a la Historia (con H) como un criminal.
Eso a él, sin embargo, parece no importarle: "Sea cual sea el veredicto sobre mi presidencia, me siento cómodo con el hecho de yo no estaré para escucharlo". Es posible, George, no en vano ya se ocupan tus correligionarios de allanarte el camino de la justicia humana despejando el horizonte de incómodos entrometidos.
Alíviate, George, eres un hombre de bien. Has cumplido el mandato divino de librar al mundo de un individuo como Sadam. Haces bien en prepararte, en lavarte la conciencia, porque en cualquier momento será la divinidad mandante quien nos libre definitivamente de ti.