miércoles, 2 de mayo de 2007

No son invisibles

Son prácticamente la mitad del conjunto, pero su trabajo, cuantitativa y cualitativamente, equivale al de la totalidad.
Cierto es que no destacan entre el bullicio ni aparecen en los grandes titulares porque no cargan mochilas preñadas de bombas, pero si vientres preñados de futuro.
También es cierto que su voz se escucha menos, pero no porque no quieran o no sepan hablar, sino porque su tiempo es tan limitado que no disponen de más para emplearlo en hacerse notar; pero también es cierto que, en muchos casos, no se les deja. La cultura tiene sus reglas y las impone.
Cierto es que trabajan, emprenden y se ocupan de los demás; sin embargo, no es menos cierto que no se les reconoce debidamente porque no pueden organizarse para exigirlo, y cuando lo hacen incluso se les reprocha.
También es cierto que en muchos casos en lugar de vivir sobreviven, porque su capacidad de supervivencia, aún en la más lacerante adversidad, es mayor. Conjugan mejor el verbo sacrificar.
Cierto que desempeñan las labores socialmente más bajas e ingratas y quizá por eso la gratitud emocional que se les dispensa, no siempre públicamente reconocida, es también mayor.
Lo que no es cierto es que las mujeres inmigrantes sean invisibles: las vemos en la calle, en el parque cuidando a los niños y a los viejos, en la entrada y en la salida de los colegios, en el mercado, en las oenegés, en el bus y en el café, en el hospital o detrás de un mostrador, en las escaleras y en los portales, en la universidad y en los colegios...
Las ven sus maridos y sus novios, sus jefes y sus amigos, sus vecinos, sus amantes, las ven la policía y los políticos, los partidos y Hacienda… Por eso no son invisibles, aunque algunos se empeñen en hacerlas invisibles.
Como a cualquier mujer, como a toda mujer.

[Mujer inmigrante: la revolución]

8 comentarios:

Nacho de la Fuente dijo...

Excelente post Guillermo. Saludos lejos de "Saigón".

Fran Invernoz dijo...

Un buen homenaje, y muy merecido, a la mujer trabajadora.

Astrolabio-jsa dijo...

Me gustó este reconocimiento, Guillermo, a nuestras madres, tías, sobrinas, primas, amigas, compañeras, amantes, esposas y vecinas. Saludo fraterno.

Guillermo Pardo dijo...

Gracias a los tres por vuestros amables comentarios. Siempre animan a seguir. Saludos.

Peppermint dijo...

No es que no puedan vernos, es que no quieren vernos. Gracias por escribir esto, es muy sentido por mi parte y seguramente por la de las mujeres que lean esta entrada.

Saludos, te pondré en mis favoritos

Guillermo Pardo dijo...

Gracias, Pepper. Tu también estás entre mis MigraBlogs.

[La Otra Agenda] dijo...

Buenísimo y emotivo. Gracias.

Guillermo Pardo dijo...

Gracias a ti, David, por tu visita. Saludos.