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lunes, 6 de diciembre de 2010

Autoestima juvenil: cuestión de póquer

El póquer no sólo es un juego de mesa. También puede ser un buen instrumento para ayudarnos a solucionar los problemas de autoestima en los jóvenes. Este vídeo de diez minutos resume muy cómo padres y profesores pueden afrontar con posibilidades éxito esas dificultades utilizando las fichas del póquer como recurso regulador de conductas.



Visto en Trafegando ronseis

viernes, 7 de mayo de 2010

Si conocieran a Séneca...

Así vio Forges el encuentro de Zapatero y Rajoy en la Moncloa

Si de verdad hubiese interés por la enseñanza no estaríamos hablando ahora de pacto educativo, porque hace ya tiempo que se habría llegado a un acuerdo para garantizar la mejor formación posible para las futuras generaciones.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza no escucharíamos ahora las estupideces de los políticos, con Zapatero y Rajoy a la cabeza, para justificar lo injustificable: que no quieren llegar a acuerdos en nada.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza hace tiempo que la universidad habría dejado de ser el contenedor de basura social en que la han convertido por el afán de llenar las facultades rebajando escandalosamente el grado de exigencia y selección de alumnos y profesores.
Si de verdad hubiese interés social y político por la enseñanza se reduciría drásticamente el número de niños españoles educados por la televisión, el más elevado de Europa.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza se impediría que llegasen a la universidad los negados para el estudio, los que acumulan más suspensos que notables y los vagos que agotan convocatoria tras convocatoria sin el menor resultado académico.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza las facultades de Letras no serían relegadas a un mero papel testimonial en aras de un pragmatismo erróneamente entendido y orientado a formar técnicos carentes de capacidad para la crítica y sobrados de estímulo para el medre fácil.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza, la filosofía, la literatura, la gramática y la historia volverían a tener un lugar destacado en las aulas para hacer de niños y jóvenes futuros ciudadanos educados y formados con las mismas claves en que se educaron y formaron los que nos dejaron los mejores tratados de filosofía, los mejores textos literarios, los mejores estudios gramaticales y las mejores crónicas del mundo; es decir, los que de verdad contribuyeron a hacer sociedades mejores.
Si de verdad hubiese interés por la enseñanza, los líderes sociales de mañana conocerían a Séneca el viejo y sabrían, como él, que no vale la pena saber nada si no es para enseñarlo a los demás.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Superabandonados

España es un país tocado por la mano de la fortuna, un crisol de bienaventuranzas en el que sólo es infeliz quien quiere.
Hay muchos motivos para ser feliz en España. Por ejemplo, cocinamos la mejor tortilla del mundo, gastamos más que nadie en fichajes futbolísticos, tenemos el mayor porcentaje de bares per cápita de Europa, Zapatero nos ha alzado al octavo puesto del ránking económico mundial (con Aznar seríamos la tercera potencia económica gracias a la sangrienta foto de las Azores), somos el pueblo con mayores perspectivas de envejecimiento del mundo, tenemos un campus universitario en cada provincia, aeropuertos internacionales en cada ciudad y paradas de tren de alta velocidad en cada pueblo. ¿Qué más se puede pedir?
Con todas estas ventajas no debe extrañar que en este país no se aprecie la excelencia intelectual, salvo en ámbitos muy informados. ¿Para qué la necesitamos? Tener desaprovechadas a cerca de medio millón de personas con altas capacidades no nos impide disfrutar de los mejores espectáculos taurinos del mundo, ni nos quita el sueño que sólo uno o dos de cada cien niños superdotados reciban estimulación y ayuda para desarrollar su talento. Tampoco nos preocupa la falta de protocolos de actuación en la escuela para esta clase de alumnos aventajados, aunque sus padres tengan que vivir calvarios administrativos para que los adelanten de curso, ni que luego se marchen al extranjero a formarse y a trabajar y contribuyan a competitividad y a la excelencia científica de los países más desarrollados. Nosotros ya nos sentimos satisfechos con la competición de Fernando Alonso, el glamur de Cristiano Ronaldo o los goles de Leo Messi.
Estos chicos, la mitad de los cuales fracasan académicamente por la falta de motivación, el abandono y la desidia de las administraciones públicas, el desconocimiento y la indifirencia sociales, no son en realidad superdotados, sino superabandonados a los que luego se trata de recuperar con programas que los propios interesados rechazan por insuficientes, cuando menos.
Superdotados: al este de la campana de Gauss es un documental de TVE en el que se explica muy bien la triste realidad de los niños superdotados y superabandonados en España. El reportaje nos permite conocer a Ena y su historia.
Fascinante, impresionante... frustrante.

martes, 1 de septiembre de 2009

La emoción más importante

Si cada persona es un mundo, probablemente existen tantas emociones como personas.
Para el escritor y filósofo noruego Jostein Gaarder -autor de una de las novelas más fascinantes y hermosas que he leído- la emoción más importante es el amor, y la peor, el miedo. Para mí, la más importante es el asombro, y la más inquietante, la angustia. Para el profesor, según Gaarder, la emoción más importante es la curiosidad, probablemente, en mi opinión, la madre de todas las ciencias.
Uno de los motivos por los que hay tan poca predisposición a la ciencia entre los jóvenes es porque los profesores no estimulan su curiosidad, no son, como dice Jostein, buenos contadores de historias, sino, digo yo, simplemente malos profesores. La televisión les ha ganado la partida.
Yo he podido entender aspectos claves de la literatura del siglo XVII gracias a buenos profesores como Sagrario López Poza, pero he tenido que entender el romanticismo y el naturalismo sin apoyo alguno a causa de malos profesores como Fidel López Criado, paradigma de incompetencia académica.
Supongo que la emoción más importante para un profesor, para un buen profesor, es sentirse agradecido por sus alumnos.

martes, 30 de junio de 2009

Esencialmente los mismos

Leo en Lo que más abunda es la mentira que un médico de familia inglés comenzó una conferencia sobre conflicto generacional con la cita de cuatro frases.
Después de leerlas parece claro que, al menos en algunos aspectos, el ser humano no ha cambiado mucho. La juventud sigue siendo hoy para algunos tan malograda, insoportable, mal educada y ociosa como lo era hace 2.000 años. Y eso pese a que los recursos sociales y educativos son hoy infinitamente superiores a los de aquellos tiempos. ¿Dónde puede estar, entonces, el "fallo"? Utilizo este sustantivo porque muchas personas creen que la sociedad actual "falla" al educar a sus jóvenes. ¿Fallaban, entonces, también las de Sócrates y Hesíodo.
Francamente, no lo creo. Sobre todo teniendo en cuenta, contrariamente a lo que hoy ocurre, que la base de su educación era filosófica, en el sentido clásico del término. Cada juventud es propia de un momento. Ni mejor ni peor, simplemente distinto. La sustancia de que estamos hechos sigue siendo, sin embargo, la misma. Esencialmente la misma.

miércoles, 10 de junio de 2009

"También llamados glóbulos comunistas"

Estamos en plena época de exámenes, el momento de tomar el pulso educativo del país, que se acelera vertiginosamente cuando muestra otra realidad, la que ofrecen ejemplos como los que seleccionó Qaesar para "Geniales suspensos".
Las respuestas a estos exámenes enseñan hasta qué punto el sistema educativo es incapaz de sintonizar con cierta clase de alumnos, que a su vez pasan del sistema educativo porque no puede motivarlos con contenidos ajenos a sus intereses.
La mayoría de esos chavales serán fracasados en muchos aspectos, quizá futuros delincuentes, porque, como bien dice Qaesar, la sociedad no sabe cómo aprovechar tanto ingenio. Ingenio como el que se derrocha en frases como "también llamados glóbulos comunistas", escritas para definir los glóbulos rojos.
Creo, sin embargo, que peor es la frustración del genio que se sabe infravalorado. Su rencor puede hacer(le) mucho daño.

lunes, 25 de agosto de 2008

Sin complejos lingüísticos

Hay un nacionalismo en el que milito sin complejos: el de la lengua que comparto.

Esta afirmación vertida por Arturo Pérez-Reverte en su artículo Mi propio manifiesto (I) contribuye inútilmente, a mi entender, a dar vueltas a la aguja de marear lingüística, cuyo propósito no creo que sea, como él irónicamente escribe, desestabilizar la cohesión social, sino simplemente opinar al estilo reverteriano, que tiene al menos la ventaja de que hace pensar.
Chomsky, padre de la gramática generativa o generativista, sostiene la idea de que el lenguaje es una propiedad de la mente y una facultad de la especie, idea que encuentra en el Discurso del método, de Descartes, quien a su vez la utilizó como prueba para distinguir a los seres humanos de otros seres y artefactos parlantes. Y esto es así porque habitualmente los hablantes usan el lenguaje de manera creativa, produciendo y entendiendo oraciones que nunca antes habían dicho ni oído. Si esto es correcto, la mente humana no puede ser concebida entonces como una simple caja negra desprovista de contenido, sino que funcionaría como una potencia activa cuya contribución es trascendental para que podamos emitir y comprender infinitos enunciados que nunca antes habíamos oído. Debe existir, entonces, un conocimiento lingüístico mental y las lenguas deben estar localizadas en las mentes de los individuos.
Porque, ¿cómo es posible que los seres humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, puedan si no ser capaces de saber tanto como saben? Más aún: ¿cómo es posible que el niño que aprende su lengua materna llegue a poseer un conocimiento lingüístico extremadamente estructurado a partir de experiencias lingüísticas confusas, limitadas e, incluso, inexistentes? La respuesta debería estar en el párrafo anterior, es decir, el lenguaje sería en esencia una propiedad del código genético.
Según esto, el lenguaje es hereditario. ¿Lo es también la lengua materna? ¿Qué quiere decir que el español es la lengua oficial de España o que el gallego, el catalán y el vasco son lenguas cooficiales en sus respectivas regiones? Desde este punto de vista, las lenguas se conciben como "lenguas públicas" o "lenguas comunes", códigos externos a las mentes de los hablantes que estos comparten para comunicarse. ¿Nos comunicamos mejor con una lengua común? La historia nos dice claramente que no, que el poder comunicador de las lenguas no es suficiente para evitar epidemias, masacres, guerras, invasiones y demás desarreglos humanos.
Abundando en la cuestión, ¿está clara la delimitación entre unas lenguas y otras, entre lengua y dialecto? Los políticos parecen tenerla clara, los lingüístas desde luego no. Hay zonas difusas de transición y formas híbridas de habla que hacen difícil que entendamos el castellano de algunas partes de Andalucía o el gallego geográficamente fronterizo con el portugués, del mismo modo que hay lenguas mutuamente inteligibles, como el gallego, el catalán o el rumano respecto del español. ¿Acaso no es en parte el español una lengua híbrida compuesta por préstamos árabes, vascos, gallegos, catalanes, rumanos, italianos, franceses, occitanos, portugueses, hebreos, araneses, valencianos, mallorquines, extremeños, asturianos, etc. etc., además de latinos y griegos? ¿Podríamos comunicarnos en español si prescindiésemos de todos o de parte de ellos?
Nacionalismos al margen, en cuestiones lingüísticas deberíamos mirar más allá del ombligo, ser más humildes y reconocer la contribución de los demás a lo que consideramos nuestro, puesto que, en definitiva, las lenguas, como el lenguaje, son patrimonio de la humanidad y por lo tanto deben ser cuidadas, transmitidas, habladas y enseñadas sin complejos.

lunes, 18 de agosto de 2008

Racistas de oído

Pero preguntas de la índole "¿Te gustaría trabajar o compartir estudios con un gitano, un magrebí o un judío?" ¿ayudan a combatir la discriminación? No estoy convencido de ello. Ya que si la convivencia en las aulas con algunas de las comunidades gitanas en la encuesta puede plantear problemas que la política educativa del Estado debe resolver con la energía y serenidad que se imponen, ¿cuántos alumnos frecuentan a compañeros judíos y se inquietan ante la idea de trabajar codo a codo con ellos? Su número es insignificante: se trata de judíos mentales.

El párrafo anterior corresponde a un artículo firmado por Juan Goytisolo en El País, y a mi entender pone el dedo en la llaga del cacao mental que rodea a la palabra "racismo", a la que, como se desprende de la encuesta comentada por el escritor, se le dan a veces connotaciones que nos llevan a "clasificar" a algunos como "racistas de oído", lo que, dicho de paso, denota el elevado grado de analfabetismo mental que distingue a parte de nuestros compatriotas y el potencial peligro que sus actitudes suponen para la convivencia.
Al margen de otras consideraciones, el comentario de Goytisolo contiene preguntas que, como las siguientes, ponen cuando menos en entredicho el sentido de determinadas encuestas financiadas con fondos públicos: "¿es útil escarbar en los sentimientos y pulsiones más bajos del ser humano respecto a las diferencias raciales, éticas, religiosas o sociales?", preguntas como "¿te gustaría trabajar o compartir estudios con un gitano, un magrebí o un judío?" ¿ayudan a combatir la discriminación?

Juan Goytisolo: Sobre el racismo en las aulas

Imagen tomada de elieserch.blogspot

viernes, 14 de marzo de 2008

Kant estaría enkantado

Soplan malos vientos para la filosofía, esa ciencia fundamental para el conocimiento humano que algunos relacionan, de tan apolillada como está, con la forma de pensar en cómo hacerse ricos sin siquiera tentar a la fortuna.
Como no hay mal que cien años dure, tampoco hay vientos tan fuertes que no remitan. Eso es lo que debieron pensar los rectores del canal de televisión infantil Kinder Kanal cuando tomaron la decisión de poner en antena un espacio dedicado a la filosofía pensada especialmente para niños. Los chavales alemanes están, pues de suerte, porque podrán saber quiénes eran sus paisanos Leibniz, Heidegger o Habermas, por no citar al gran Immanuel Kant, que estaría enkantado con tan atractiva idea.
En España también lo estaríamos y fijaos por dónde ahora que desaparecen programas televisivos tan filosóficos como "Aquí hay tomate" o "Channel nº 4" sería un buen momento para tentar, en un remedo de la iniciativa alemana, a nuestros infantes con experiencias mediáticas como "Aquí hay Ortega", "¿Dónde estás, María Zambrano?" o "Marina de primavera".
Aranguren no se lo creería.

jueves, 6 de diciembre de 2007

¿Interesa la educación de los niños?

¿Es culpa de los padres que los niños no tengan comprensión lectora? ¿Es culpa de los padres que los niños no sepan estudiar? Yo puedo cumplir mi función y enseñar a mis hijas a obedecer, a respetar, a escuchar al profesor, a dedicar dos horas a leer y otras dos a estudiar, pero si además debo enseñarles a estructurar y resumir los cuatro temas que tienen que chapar y a comprender lo que plantea el problema de matemáticas, ¿para qué necesito al profesor? ¿para que les diga por qué página han de abrir el libro para encontrar el tema 12? ¿para que escriba en la pizarra el problema que han de copiar y resolver en casa?
[+] Xuntaletras

Vitruvia explica con tremenda lucidez lo que pensamos muchas personas acerca de la responsabilidad del sistema educativo en la formación de niños y jóvenes, responsabilidad que, como bien dice, eluden muchos profesores porque no les da la gana y porque, añado yo, el sistema les es propicio.
Este problema tiene, sin embargo, muchos ángulos. Para mí, el principal es el que oculta la ceguera social o el desinterés por él. Me explico con una pregunta: ¿qué lugar ocupa la educación -ver pregunta 7- en los barómetros sociales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)? El vigésimo segundo (22), aunque no está claro si "educación" se refiere únicamente al ámbito de la enseñanza o también a comportamientos cívicos, ambigüedad sólo achacable al organismo encuestador.
Bajo mi punto de vista, la educación sólo puede ocupar un puesto tan alejado de los de cabeza (paro, drogas, inseguridad...) por dos motivos: o la sociedad no percibe que haya un problema o, percibiéndolo, no le parece preocupante.
Creo que lo que interesa es que el niño se saque un título.

sábado, 10 de noviembre de 2007

"El chaval que es feliz no agrede"

Transcribo parte de la entrevista a Mariasum Olano Larrabaster, directora del colegio Zamakola de Bilbao y premio del Ministerio de Educación de prácticas de convivencia, efectuada por el compañero Miguel Ascón y publicada hoy en La Voz de Galicia.

-Las agresiones entre alumnos están de plena actualidad. ¿Es un problema nuevo o siempre ha existido?
-Ha habido siempre, pero ahora somos más sensibles. Es como el maltrato a la mujer. No me creo que haya más, pero ahora estamos más sensibilizados. Antes te enterabas de lo que ocurría en tu pueblo, pero ahora sabes lo que pasa en Galicia, en Almería y hasta en Finlandia.
-¿Qué se debe hacer con el agresor?
-Educarlo. Hay que hacer programas serios de intervención y trabajar con el agresor porque es un chaval que sufre. El que es feliz no agrede.
-Las nuevas tecnologías han servido para generalizar el conocimiento de estos casos. ¿Cree que ha sido positiva la difusión de las imágenes de lo ocurrido en Boiro?
-Creo que no se deberían haber emitido porque en la educación los malos ejemplos, como el de Boiro, son muy peligrosos. Una cosa es que se dé la noticia y otra que se llegue a lo morboso. Además, este tipo de cosas asustan a los padres y les hacen ver acoso y violencia donde no hay. Creo que habría que mostrar más las buenas prácticas, los buenos modelos.

[+] La Voz de Galicia

jueves, 13 de septiembre de 2007

"Historias de debajo de la luna"

Tomo prestado el título de una sección del Centro Virtual Cervantes por dos motivos: porque me gusta y porque me parece acertado para sus objetivos.
Las “historias” se refieren, así lo entiendo, a las que mediante la ancestral oralidad se nos transmitió el conocimiento más remoto, así como a las personales de cada uno de nosotros, pues cada cual tiene la suya, por pequeña que sea. Y “debajo de la luna” se contaban, y cuentan, desde el comienzo de los tiempos en que el hombre utiliza el lenguaje como medio de expresión y comunicación.
De eso va la sección, que acabo de conocer y que está planteada para profesores de español. Va de historias de personas de otras culturas relatadas para nosotros por sus propios protagonistas, erigidos en modelos de aprendizaje y enseñanza que el Instituto Cervantes utiliza, inteligente y convenientemente, como método didáctico de conocimiento humano en tiempos en que la política partidaria, el sesgo y el temerario atizar de conductas xenófobas alimentan conciencias baldías.
Historias de debajo de la luna ofrece, de momento, nueve perfiles de personas procedentes de otros tantos países, exquisita y pulcramente trazados y condimentados con entrevistas y cuentos escritos por los propios protagonistas, relatores de su tierra y sus costumbres, de su percepción como extranjeros y ciudadanos de un país, España, del que ofrecen una visión que incluso nos hace sonreír. Sirva, como ejemplo, ¡Ay, qué calor!, de Ashok Beera.
Confío en que las disfrutéis.

viernes, 31 de agosto de 2007

Virtudes inconfesas, pecados reconocibles

Aunque de la Iglesia católica en España pocas sorpresas cabe esperar, reconozco que mi ingenuidad me lleva a veces por los derroteros de la comprensión y permite, todavía, que el olor de santidad me impregne de loor de incredulidad. ¡Alabado, pues, sea Dios!
Mientras leía la nueva pretensión de los santos varones con respecto a la asignatura de Educación para la Ciudadanía pensaba, al hilo de la excelente argumentación de Félix Soria, en que tal perversidad conlleva también, de facto, conculcar las virtudes teologales y cometer los siete pecados capitales de una tacada.
Lujuria, porque tal pretensión responde a un deseo obsesivo, excesivo y compulsivo de utilizar un medio (la asignatura) para evitar un fin (el cumplimiento de la legalidad). Contra la lujuria, castidad (en este caso, mental).
Gula, porque se advierte en las directrices de la Iglesia, con respecto a dicha asignatura, un uso, abuso y consumo, irracional e innecesario, de formas de comportamiento destructivo. Contra la gula, templanza (en latín, frenum).
Avaricia/codicia, porque, aunque en términos religiosos se utiliza en referencia a la acumulación de riquezas, también incluye la deslealtad, la traición deliberada, el engaño o la manipulación de la autoridad. Contra la avaricia, generosidad.
Ira, porque con semejantes actitudes se pone de manifiesto la impaciencia con los procedimientos de la ley y el deseo de venganza fuera del ámbito judicial, lo que conlleva tomarse la justicia por su mano. Contra la ira, paciencia.
Envidia/celos, porque se intuye que se persigue algo que no se tiene, se desea y se echa en falta. Contra la envidia, caridad.
Soberbia/orgullo, porque con sus ataques contra la asignatura la Iglesia católica en España manifiesta claramente su deseo de ser más importante que un Gobierno, el actual o cualquier otro, libremente elegido por aquellos a quienes los pastores consideran sus ovejas. Contra la soberbia, humildad.
Pereza, finalmente, porque quienes rigen los destinos eclesiásticos muestran, con sus corrosivas pretensiones, su incapacidad para aceptar y hacerse cargo de su papel en el sociedad, lo que les aparta de sus obligaciones espirituales y divinas. Contra la pereza, diligencia.

Críticas por las pocas horas que se dedican a su enseñanza
Una asignatura "muerta"
La escuela católica ve innecesaria la objeción
Opinión: Entre el "porla" y Beethoven

miércoles, 1 de agosto de 2007

Mi-Pa-pá-no-me-mi-ma

Siempre creí, quizá ingenuamente, que la infancia es esa parte de la humanidad cuya protección atañe a todos por igual, sean o no tus hijos los afectados o beneficiados.
España es un país “avanzado”. ¿O no? Al menos parece una impresión razonable y, al menos también, es uno de los soniquetes que, sin pretensión de ofender y con la más artera de las sonrisas, los políticos tratan de introducirnos por donde nos dejamos.
Vistos los datos, tengo dudas. Resulta que casi el 83% de los niños españoles de 0 a 3 años están sin escolarizar, si hacemos caso al presidente del Consejo Económico y Social (CES), cuya fiabilidad estadística no pongo en duda. Y no lo están porque sus padres no encuentran guarderías para dejarlos mientras trabajan, lo que obliga a muchas madres a quedarse en casa cambiando pañales. ¿Quién dijo que había que impulsar, y cómo, el empleo femenino? Según el CES, hacen falta 300.000 plazas, pero no de aparcamiento, que hay bastantes.
El asunto se complica si se valoran las diferencias de escolarización entre comunidades, porque mientras que el porcentaje de niños de dos años escolarizados es del 86% en el País Vasco y del 52% en Cataluña, en Canarias es del 0%, y en Extremadura, del 3,3%, añade la estadística.
¿Por qué la educación y la sanidad, como la defensa, no son competencia exclusiva del Estado para que se esté en condiciones de garantizar derechos constitucionales básicos?
Entresaco un párrafo del informe, extractado por Cinco Días, por su carácter revelador: “La escolarización a partir del segundo año de vida refuerza en los niños la adquisición de destrezas sociales, emocionales, cognitivas y psicomotrices de gran utilidad para su trayectoria posterior”. ¿Quién dijo que había que reducir, y cómo, el fracaso escolar, formar buenos alumnos y mejores personas?
Los Estados, esos papás grandes, ya no miman a sus criaturas.

Los niños españoles no tienen guarderías
Informe del Consejo Económico y Social (p.30)

sábado, 30 de junio de 2007

A solas con los mamuts

No conseguí verle la cara ni una sola vez en todo el tiempo, casi dos horas, que la tuve a tan sólo tres metros de mí. Era una niña, aunque no lo pareciese.
Tendría unos dos años y estaba con sus padres y un matrimonio amigo, pero como si estuviese sola; quizá estuviese mejor sola. Los cuatro adultos comían y hablaban, divertidos y ajenos, tan alto que los demás nos enterábamos incluso de lo que no debíamos. La niña, en medio, ni se movía; sólo miraba. Miraba, embobada, una película, Ice Age, el somnífero con que la adormecían para que ellos pudiesen contarse sus insustanciales chismes sin las constantes interrupciones infantiles. Ni siquiera el minideuvedé se escuchaba apenas, programado para que su sonido no interfiriese la indecente perorata de los mayores.
Era una niña adulta: no hablaba, no reía, no lloraba, no se quejaba, no chillaba, no tocaba, no estaba. No estaba con ellos, sino con los mamuts de la película, interactuaba silenciosamente con ellos, en su edad de hielo de un tiempo y un momento que no le correspondían. El mundo, el tiempo y el momento de aquellos dos años olvidados ante una pantalla de colores pertenecían a unos dibujos animados sobre los que se había colgado la responsabilidad de padres de una niña que quizá mañana será una ciudadana cuyos hijos vuelvan a la edad de hielo de la que nunca salió su progenitora.
Mientras esto ocurría pensaba en la orquestada polémica sobre Educación para la Ciudadanía y en la suerte que tienen esos niños de mamutlandia que tendrán la oportunidad de aprender en el colegio los códigos de convivencia, con las personas, no con los mamuts, que sus padres no saben aplicarles.

Esto es lo que aprenderán los ciudadanos
Entrevista con José Antonio Marina
La amnesia y el despiste del cardenal Cañizares

martes, 26 de junio de 2007

El mal acecha: ¡colabora!

En un nueva demostración de cómo hacer amigos por la vía rápida, la Conferencia Episcopal Española dice que estudiar Educación para la Ciudadanía es "colaborar con el mal", dado que se impone una formación de la conciencia moral de los alumnos.
Aceptando que así sea, que no lo es, ¿acaso la Iglesia no hace lo mismo cuando impone sus dogmas? No me estoy metiendo con las creencias de nadie, critico, simplemente, una postura que me parece de un simplismo y de un cinismo apabullantes.
A través de su vicepresidente, monseñor Cañizares, dicho organismo argumenta que, de acuerdo con la Constitución, la formación moral debe ser elegida por los padres y, por tanto, debería ser "materia opcional que se ofreciese desde una moral laica". En otras palabras, lo mismo que pide la Conferencia Episcopal para la enseñanza de Religión.
No sé por qué tengo la impresión de que la Iglesia ha iniciado ya la campaña para las elecciones generales de marzo próximo...

Imagen: Fernando Vicente

miércoles, 28 de marzo de 2007

Las duras clases de Pía Prieto

La lectura de esta bitácora, La clase de Bernarda Alba, me hizo pensar que no estamos tan lejos, aunque nos distancien 10.000 kilómetros.
La profesora Pía Prieto, del Wilson High (California), desgrana con quirúrgica precisión las presiones ambientales, emocionales y sociales que deben soportar sus alumnos, y ella por extensión, en esta sociedad cuyas asechanzas y dificultades tanto se parecen aquí y allá, pese a las diferencias que supuestamente nos separan.
Sus alumnos también tienen problemas con el tabaco, las drogas o el alcohol, también mueren víctimas de accidentes de tráfico, sufren acoso de compañeros y adultos y son "aparcados" por sus padres ante la televisión o el ordenador, que ya se ocuparán en el colegio de ellos...
Me siento tan identificado con la descripción de la dureza de las clases de Pía Prieto que con la lectura de su experiencia me parece estar escuchando el relato de mis vecinos.