Unos fueron los verdaderos protagonistas de sus vidas. De ellos no sabemos nada. Otros las dramatizaron y se convirtieron en estrellas. De esos lo sabemos casi todo.
Algunos parecen haber nacido para vivir de la farándula, se esfuerzan por mantenerse en el más espantoso de los ridículos y de vez en cuando se inoculan rayas de actualidad para sentirse a cobijo bajo la carpa. Como buenos que son, no se conforman con cualquier cosa. Lo referente a lo suyo tiene que ser auténtico, como las biografías autorizadas, que son algo así como escribir al dictado. Todo su beneficio se limita a ganar fama de acríticos y chaqueteros -y gracias-, probablemente con todo merecimiento. Quizá por eso no soportan que se atente contra sus delicadas sensibilidades, ni comprenden que a fuerza de lavativas se les difumina la personalidad hasta quedar reducidos a tíos que iban de rebeldes y luego se operaron la nariz. Ni así logran mejorar su estética.
Nunca había imaginado que las canciones de Serrat se pudiesen coregrafiar para ser interpretadas como si de El lago de los cisnes se tratase. El arte puede con todo. ColorDansa, compañía catalana que comenzó con flamenco, lo hizo posible y lo mostrará en el teatro Tívoli de Barcelona hasta el próximo día 30. La coreografía de Serrat balla se debe a Mudit Grau, que ha conferido a temas como Mediterráneo, Los macarras de la moral o La saeta, la levedad plástica del ballet.
Pesa sobre algunos instrumentos musicales, como sobre algún tipo de literatura, de espectáculos, de cine o de música, el calificativo "aburrido" como un sambenito que los condena al ostracismo. No es culpa del instrumento, sino de quien no sabe instrumentalizarlos. Estos, de aburridos, no tienen nada.
Félix Soria, compañero, colega y amigo, me recomienda que acceda a su bitácora para ver un vídeo. “Te asombrará”, me dijo. En efecto, me asombró. Jerome Murat te mantiene enganchado a su perfección artística, elegantemente trazada por su níveo cuerpo, educado y entrenado para la expresión, una expresión que no precisa recurrir a la palabra para comunicar esas sensaciones de desconcierto, sorpresa, alegría, resistencia, enojo o fuerza que lograr transmitir emociones con tan pasmosa naturalidad. La sola imagen convierte en estéril cualquier comentario. Al final surge la pregunta, la infantil pregunta: ¿cómo lo hace? [Enlace con Im-Pulso] __________________________________________________