domingo, 12 de agosto de 2007

La lección del césar

No han aprendido la lección del césar porque, espoleados por la codicia, despliegan sobre sus semejantes el más terrible de los jinetes del Apocalipsis.
No han aprendido la lección del césar porque, sabiéndose poderosos, son capaces de colapsar el mundo con un solo chasquido de sus dedos.
No han aprendido la lección del césar porque, pudiendo hacerlo, ni se unen ni se comprometen a evitar que la indignidad se enseñoree del planeta.
No han aprendido la lección del césar porque, estando de su mano, no inyectan la fuerza de su poder en el virus letal de la indiferencia y el abandono.

En la antigua Roma, los generales victoriosos en las campañas militares, algunos de los cuales llegaron a emperadores (Julio César, Octavio, Tiberio…), eran recibidos en loor de multitud. Durante los desfiles por las calles de la ciudad les acompañaban un esclavo cuya misión era recordarles las limitaciones de la condición humana para impedir que cayesen en la soberbia y pretendiesen, como si de dioses se tratase, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre y, de paso, advertirles de la tentación de socavar la autoridad divina del césar. El esclavo les repetía constante y discretamente: “Memento mori, memento mori” (Recuerda que eres mortal).

Muchos no han aprendido la lección del césar porque, en su soberbia, son incapaces de comprender que carecen de la única cualidad que los diferencia de los dioses: la inmortalidad.

Galería de "inmortales"
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4 comentarios:

Viguetana dijo...

Ojalá nuestras ciudades no hubiesen crecido tantísimo y pudiéramos seguir siendo ciudades-estado gobernadas por una asamblea... Eso sí que era un hombre = un voto...
(claro que se excluía a mujeres y esclavos, pero por lo demás...)

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

La mezcla de los inmortales es muy variopinta. Dentro de ellos, algunos son menos tiranos que otros. Es complicado meterlos a todos en el mismo saco

Guillermo Pardo dijo...

Si no pueden votar todos, entonces el sistema no es todo lo bueno que cabría esperar.
En cuanto a los "inmortales", no los seleccioné por su condición de tiranos, sino por su condición de poderosos de cuyas acciones dependen millones de vidas y muchos de los cuales se creen, además, por encima del bien y del mal, dioses que olvidan, como el césar del título, que el destino de la vida es la muerte, la muerte que nos iguala a todos.
Gracias a ambos por vuestras visitas y vuestros comentarios. Saludos.

Juan Sebastián Elcano dijo...

Gracias por explicarlo tan claramente.